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LIBRO:


SALMO 4

1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. De David.

2 Cuando clamo, respóndeme, oh Dios mi justiciero, en la angustia tú me abres salida; tenme piedad, escucha mi oración.

3 Vosotros, hombres, ¿hasta cuándo seréis torpes de corazón, amando vanidad, rebuscando mentira?

4 ¡Sabed que Yahveh mima a su amigo, Yahveh escucha cuando yo le invoco.

5 Temblad, y no pequéis; hablad con vuestro corazón en el lecho ¡y silencio!

6 Ofreced sacrificios de justicia y confiad en Yahveh.

7 Muchos dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha?» ¡Alza sobre nosotros la luz de tu rostro! Yahveh,

8 tú has dado a mi corazón más alegría que cuando abundan ellos de trigo y vino nuevo.

9 En paz, todo a una, yo me acuesto y me duermo, pues tú solo, Yahveh, me asientas en seguro.

1. Tipo de salmo

A pesar de presentar elementos de súplica (2b.7b), se trata de un salmo de confianza individual. Una persona que se ve implicada en una tensión social manifiesta su confianza en el Señor (9b) e invita a los demás a hacer lo mismo (6b).

2. Cómo está organizado

El salmo 4 tiene tres partes. En la primera (2), el salmista se dirige a Dios, mezclando la súplica con el reconocimiento de la intervención divina en su vida. A Dios se le llama «Defensor mío» (literalmente «Dios de mi justicia») y es presentado como quien le ha librado de una situación difícil (el término «angustia» sugiere, precisamente, una situación de dificultad).

En la segunda, el autor se dirige a unos «hombres» (3-6) y los acusa de tres cosas: de haber ultrajado su honor, de amar la falsedad y de buscar el engaño (o la «mentira»). A continuación, (la una serie de órdenes dirigidas a esos «hombres»: sabed, temblad, reflexionad, ofreced sacrificios legítimos y tened confianza en el Señor.

En la tercera parte (7 -9), intervienen otras personas, tal vez amigos del que compuso el salmo, preguntando: «¿Quién nos hará ver la dicha?», es decir, ¿quién dará prosperidad al pueblo de Dios? El autor mismo responde en forma de petición a Dios y muestra el resultado de su confianza: siente una alegría mayor que la de sus enemigos cuando recogen una abundantísima cosecha de trigo y uvas (8), Y por eso duerme tranquilo (9).

3. ¿Por qué surgió este salmo?

El salmista acusa a los «hombres» de tres cosas: ultrajar su honor, amar la falsedad y buscar el engaño. ¿Qué es lo que hay detrás de todo esto? En primer lugar, se trata de la oración de alguien que ha visto su honor ultrajado. Los responsables de tal ultraje son acusados de idolatría, descrita en el salmo con las expresiones «amar la falsedad» y «buscar el engaño». «Falsedad» y «engaño» son sinónimos de ídolos. Por tanto, aquí tenemos un conflicto entre alguien que permanece fiel a Dios y los «hombres» que adoraban a los ídolos de manera que, con ello, habían ultrajado el honor del fiel. Parece que el ultraje no consistió simplemente en palabras, pues el fiel habla de aprieto/angustia (2), lo que nos lleva a pensar en una persecución. No obstante, Dios lo libró, haciendo maravillas en favor suyo, escuchando el clamor que subía hasta él (v. 4, cf Éx 3,7).

¿Podemos ir más lejos? Quizá sí. El versículo 6 habla de «sacrificios legítimos» y el versículo 8 recuerda dos de los productos típicos de Israel: el trigo y el vino. Desde tiempos de Elías (s. IX a.C.) hasta después de la época de Oseas (s. Vlll) se disputó una guerra teológica en Israel a propósito de quién garantizaba la fecundidad de la tierra, proporcionándole vida al pueblo. Había quienes defendían que se trataba de Baal. Otros afirmaban que era Yave, el Dios de Israel. El LIbro de Oseas es un drama en tomo a esta cuestión. Estamos en la época en que Israel se «prostituyó» con los ídolos extranjeros: «Su madre se ha prostituido .. Ella decía: "Iré tras mis amantes que me dan mi pan y mi agua, mi aceite y mi vino"» (Os 2,7, 9,1-4).

La cuestión era muy sena, pues de la teoría se bajaba a la práctica, esto es, para rendir culto a Baal, la gente se entregaba a la prostltución sagrada. Hombres y mujeres se prostituían en honor de Baal en los llamados «ritos de fertilidad». Esto dio lugar a esclavitud de niños y adultos, a la explotación de la fuerza de trabajo y a Ia mampulación de las fuentes de la Vida (sexualidad). La gente vinculada a la religión (tal vez los «hombres» de nuestro salmo) apoyaba esta situación, amparada por el ejército del rey. El confhcto, por tanto, es entre el aliado del Dios verdadero y los seguidores de los ídolos que causan la muerte del pueblo. El Levítico esclarece esta circunstancia con estas palabras:

Si seguís mis leyes y guardáis mis mandamientos... la tierra producirá sus frutos, los árboles de los campos darán los suyos. La trilla se prolongará hasta la vendimia y la vendimia hasta la siembra » (26,3-5a). El salmo recuerda en dos ocasiones el tema del lecho (5.9) que, aquí, funciona como eje: en el contexto de la prostitución sagrada, los que siguen a Baal pecan; el fiel se acuesta y enseguida se duerme confiando en el Señor.

El salmista, por tanto, ordena a los «hombres» que abandonen Ia idolatría y que vuelvan a ofrecer sacrificios legítimos y a confiar en el Señor (6). Esta es la propuesta que recorre todo el el Libro de Oseas. Y la señal de que quien compuso este salmo estaba vinculado al grupo de este profeta ya los campesinos a los que se explotaba en su trabajo e incluso en su sexualidad.

Al margen de los «hombres» hay otro grupo que, ante este conflicto, queda sumido en la perplejidad y se pregunta. «Si no es Baal, ¿quién va a dar prospendad (dicha, felicidad) a Israel? (7.1). La respuesta no se hace esperar y llega en forma de petición: «¡Levanta sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro!» (7b).

4. El rostro de Dios

El conflicto entre Baal y Yahvé -el Señor- pone de manifiesto quién es Dios en este salmo. Yahvé, Dios de Israel, es el amigo aliado que le ha dado la tierra al pueblo para que pudiera vivir. Baal es una caricatura, pues se va convirtiendo en el dios de los terratenientes que explotan al pueblo, que lo esclavizan y ultrajan su honor, abusando de su capacidad para trabajar y de su capacidad para engendrar nueva vida (sexualidad). Por ser el Dios de la Alianza, Yahvé libra de la angustia a cuantos le suplican, hace maravillas en su favor y escucha su clamor, mostrándoles la luz de su rostro y salvándoles. Finalmente, es el Dios en el que el salmista pone toda su confianza, el Dios en el que se puede confiar sin temor a quedar decepcionado. La confianza que el justo tiene en el Dios de la Alianza supera la alegría de los que, confiando en Baal, recogen una abundante cosecha de trigo y uva, como si esto fuera un don de Baal.

En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como garantía del Dios fiel en el que las personas pueden confiar. Además de lo que dijimos al respecto a propósito del salmo 3, es oportuno recordar la afirmación de Jesús en Jn 14,6: "Yo soy la Verdad». «Verdad », en la Biblia, significa estabilidad, firmeza, algo que permanece sin verse alterado. Dicho de otro modo, Jesús es la encarnación del Dios fiel en nuestra historia y en nuestro caminar, y vino para que todos tuviéramos vida.

5. Rezar el Salmo 4

Además de lo dicho en el Salmo 3, este vale para reforzar la confianza en Dios en las luchas por la tierra, que constituye un serio problema en buena parte de nuestro mundo; también cuando queremos tomar conciencia de que la religión no es una cosa alienante; cuando experimentamos confianza en Dios y queremos manifestar y proclamar esta confianza...

Otros salmos de confianza individual: 3; 11; 16; 23; 27, 62; 121; 131.