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LIBRO:

Mateo 15,1-20. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS



DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS (15,1-20; MC 7,1-23)

1. La tradición de los antepasados (vv. 1-9)

15,1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén y le dicen:

2 “¿Por qué tus discípulos transgreden la tradición de los antepasados? Pues no se lavan las manos a la hora de comer”.

3 Él les respondió: “Y vosotros ¿por qué transgredís el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

4 Porque Dios dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y: ‘El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte’.

5 Pero vosotros decís: ‘El que diga a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda,

6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre’. Así habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición.

7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:

8 ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

9 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’”.

Con frecuencia Mateo asocia a fariseos y escribas en sus discusiones con Jesús. Los escribas, conocedores de las Escrituras y de las tradiciones de los padres, pertenecían sobre todo al grupo de los fariseos. Mateo afirma que venían de Jerusalén, poniendo de relieve con eso su autoridad.

Por “la tradición de los antepasados” se entiende el conjunto de comentarios a la Ley transmitidos oralmente en las escuelas rabínicas y consignados luego por escrito en la Mishnáh y, más tarde, en el Talmud. Los fariseos mantenían que sus tradiciones orales venían desde el Sinaí, como Palabra de Dios.

Lavarse las manos antes y después de comer era una costumbre que tenía su origen en Éx 30,18-21; Dt 21,6, a propósito de las abluciones rituales en el Templo, y que los fariseos, por piedad adicional, habían extendido a todo el pueblo.

Jesús hace una distinción clara entre los mandamientos de la Ley de Dios, la Toráh, y las tradiciones humanas. Por una parte, la Ley ordena honrar a los padres (Éx 20,12; Dt 5,16; Éx 21,17; Lv 20,9) y, por otra, los fariseos anulan la Palabra de Dios por una tradición humana. El qorbán consistía en una ofrenda voluntaria hecha a la divinidad en virtud de la cual se eximía del cumplimiento del deber de ayudar a los padres ancianos y necesitados.

Jesús, y tras él el evangelista, fundamenta su reflexión en un texto del profeta Is 29,13, según la traducción griega.

2. Enseñanza a la gente (vv. 10-11)

10 Luego llamó a la gente y les dijo: “Oíd y entended.

11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre”.

Después de a los fariseos y escribas, Jesús se dirige a la gente que está presente: “¡Oíd y entended!”. No basta escuchar, sino que es necesario que, además de oír, la doctrina penetre en la mente y en el corazón. Lo que contamina no es lo exterior al hombre, sino lo que brota de su interior (Mt 12,34).

3. Intervención de los discípulos (vv. 12-14)

12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: “¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?”.

13 Él les respondió: “Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz.

14 Dejadlos: son ciegos y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo”.

Los fariseos se han escandalizado con las palabras del Maestro, llenas de autoridad. Jesús responde comparándolos, primero, con una planta que es arrancada de raíz por no haber sido plantada por el Padre del cielo (Is 5,1-7; Ez 19,10-14; Os 10,1; Jn 15,2) y, luego, con ciegos que conducen a otros ciegos, cayendo todos en el hoyo (Mt 23,16.24). El evangelista, por su parte, insiste en que no hay que seguir las doctrinas de los rabinos de su tiempo.

4. Reacción de Pedro (vv. 15-20; Mc 7,17-23)

15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: “Explícanos la parábola”.

16 Él dijo: “¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia?

17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y luego se echa al excusado?

18 En cambio, lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.

19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias.

20 Eso es lo que contamina al hombre, porque el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre”.

Jesús insiste en que lo que mancha al hombre es lo que brota de su corazón herido por el pecado, y él, Jesús, ha venido para sanar al hombre hasta lo más profundo de su ser.

Los “catálogos de virtudes y de vicios” eran frecuentes en los escritos de la filosofía moral de aquel tiempo. También se encuentran en el Nuevo Testamento (Rom 1,29-31; 1 Cor 5,10-11; 6,9-10; Gál 5,19-21; Ef 5, 3-5; etc.). Hay que señalar que los vicios mencionados son aquellos que hieren los derechos del prójimo.