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LIBRO:

Mateo 12,46-50. EL VERDADERO PARENTESCO DE JESÚS



EL VERDADERO PARENTESCO DE JESÚS (12,46-50; MC 3,31-35; LC 8,19-21)

46 Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.

47 Alguien le dijo: “¡Oye!, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que desean hablarte”.

48 Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”.

49 Y, extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos.

50 Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

En la Biblia, la palabra “hermano” puede designar a hijos de los mismos padres o de la misma madre, o bien simplemente a parientes cercanos. Aquí no se trata de hijos de María, sino de parientes próximos; por ejemplo, primos, que en hebreo y arameo se llamaban también “hermanos” (cf. Gn 13,8; 14,16; 29,15; Lv 10,4; 1 Cr 23,22; Mt 13,55; Jn 7,3-4; Hch 1,14; 1 Cor 9,5; Gál 1,19). La Tradición viviente de la Iglesia, a partir de la era apostólica, ha mantenido siempre la perpetua virginidad de María, la madre de Jesús.

En la economía de la nueva Alianza surgirán especiales lazos espirituales entre Jesús y sus discípulos, cuyo punto de inserción será el cumplir la voluntad del Padre. De esa forma, entre el Hijo y los hijos del mismo Padre se establecerán lazos íntimos de familia, como de hijo a madre, de hermano a hermano, de hermano a hermana.

La figura de Jesús en Mt 11,1–12,50

El retrato de Jesús que nos presenta el evangelio de Mateo en esta sección es una figura a la vez excelsa y muy humana. Es la paradoja de la persona de Jesús.

Jesús es mayor que Jonás y que Salomón (12,41-42); mayor que David y que los sacerdotes (12,4); mayor que el Templo (12,6); mayor que Elías, el gran profeta (11,11.14); mayor que Juan Bautista. Él es el hijo de David (12,23), el Mesías (11,5.14), el Señor del shabbát (12,7); está lleno del Espíritu Santo y establece el Reino de los Cielos, expulsando a los demonios (12,28); es el Hijo del Padre (11,27; 12,50).

Pero, a la vez, Jesús es el hijo del hombre que come y bebe (11,19); es “manso y humilde de corazón” (11,29); es el misericordioso Siervo de Yahveh (12,15-21).