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LIBRO:

Mateo 15,32-39. SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES



SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES (15,32-39; MC 8,1-10)

32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino”.

33 Le dicen los discípulos: “¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?”.

34 Díceles Jesús: “¿Cuántos panes tenéis?”. Ellos dijeron: “Siete, y unos pocos pececillos”.

35 Él mandó a la gente acomodarse en el suelo.

36 Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente.

37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.

38 Y los que habían comido eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.

39 Despidiendo luego a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue al territorio de Magadán.

El conjunto literario de 15,32–16,12 presenta un notable paralelismo con la sección precedente 14,13–15,20. Lo mismo acontece en Mc 6,30–7,37 y 8,16.

– Una multiplicación de panes: 14,13-21 y 15,32-38

– Una travesía del mar: 14,22-33 y 15,39

– Controversia con fariseos: 15,1-20 y 16,1-12

Ante esta situación, numerosos especialistas piensan que Mt 15,32–16,12 no es probablemente sino un duplicado literario, aunque muy antiguo, de Mt 14,13–15,20 y que, representando una tradición anterior al mismo evangelista, incluso a Marcos, Mateo ha querido integrarla en su obra definitiva.

El paralelismo de esta narración con la primera multiplicación de los panes es evidente. Las diferencias son accidentales: tres días de estar con Jesús, siete panes y siete canastos, cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Aunque el relato de la segunda multiplicación de los panes y de los peces sea un duplicado, Mateo tuvo un motivo para consignarlo en su evangelio: quiso transmitir un mensaje doctrinal, a saber: la segunda multiplicación de los panes es un anuncio feliz en favor de los gentiles (cf. Mc 7,31; 8,1). Jesús ofrece a los paganos no solamente “las migajas de los hijos”, sino la sobreabundancia del banquete eucarístico. También los gentiles, llegado el tiempo, recibirán el don de la fe, de la salvación y de la eucaristía.

La mención de los tres días manifiesta un colorido postpascual. La cifra cuatro, multiplicada por mil, es símbolo de los cuatro puntos cardinales y de todo el universo. En la Iglesia de Jesús, son invitados al banquete eucarístico judíos y gentiles, hombres, mujeres y niños.

Las dos tradiciones describen el milagro a la luz de acontecimientos del AT, particularmente de la multiplicación de aceite y pan obrada por Eliseo (2 Re 4,1-7.42-44) y del episodio del maná y de las codornices en el desierto (Éx 16; Nm 11). Así se mostraba que en Jesús se realizaban esos textos que, en el judaísmo de la época, eran releídos como anuncio de las grandes obras de Dios y del Mesías, al final de los tiempos.

Los elementos eucarísticos aparecen también claramente en esta segunda multiplicación de los panes: tomar los panes, la “acción de gracias” (o bendición), la fracción del pan, la distribución del mismo, la recolección de fragmentos y la despedida. Estos gestos de Jesús fueron queridos por él mismo y entendidos desde la más antigua tradición como una preparación del alimento escatológico por excelencia, que es la eucaristía.

La primera multiplicación de los panes es una tradición más arcaica, colocada en la orilla occidental del lago, y habla de doce canastos, cifra que recuerda las doce tribus de Israel y el colegio apostólico. Esta tradición proviene de las iglesias judío-cristianas de Palestina.

La segunda, que procede con toda probabilidad de iglesias cristianas de origen gentil, sitúa el acontecimiento en territorio pagano, en la orilla oriental del lago, y habla de siete canastos, cifra de las naciones de Canaán (Hch 13,19) y de los diáconos helenistas (Hch 6,5). El evangelista quiere mostrar que la obra de Jesús se extiende a tierra de gentiles. La historia de la multiplicación de los panes debió haber sido muy importante en la Iglesia primitiva; de allí que aparezca hasta seis veces en la tradición evangélica.

Magadán permanece hasta el presente como lugar desconocido.