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DIOS NOS HABLA EN LA BIBLIA EN LENGUAJE HUMANO

Citando el Concilio Vaticano II, "Dios habla en la Escritura por medio de los hombres y en lenguaje humano"; desarrollemos el último punto de la frase: en lenguage humano.

El lenguage humano.

Si nos fijamos en nuestro estilo de hablar, veremos que una misma verdad la expresamos de múltiples maneras.

Por ejemplo, ocurrió un accidente donde murió un niño, el suceso fue relatado por los papás del niño, que iban con él, por el policía que acudió al accidente, y por un reportero cubrió la noticia. Cada narración será diferente, la de los papás impactados por la muerte de su hijo, contará con un realismo impregnado por la impresión del momento, la del policía serà escueta y elaborada en un lenguaje técnico, y la del reportero que contendrà información tomada de diferentes fuentes, perfectamente bien redactada.

Este ejemplo nos enseña que a la hora de juzgar algo , hay que hacerlo teniendo en cuenta quien lo dice o escribe, e incluso las circunstancias del hecho sucedido.

El Concilio Vaticano II nos lo enseña:

"Dios habla en la Escritura por medio de los hombres en lenguaje humano; por lo tanto, el inérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios quería dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios (DV12)."

Géneros literarios.

Por géneros literarios o formas literarias, se entiende la manera que tiene un escritor de usar el lenguaje. Los autores bíblicos, estaban inmersos en una cultura y en una época específica, y utilizaron para expresarse las formas literarias propias de su tiempo y cultura. Algunas de las formas literarias usadas en la Biblia son las siguientes:

1. Metáfora.

Se da la metáfora cuando se trasladan las palabras del significado propio, mediante una figura o comparación, a otro significado impropio con el que guarda cierta analogía o semejanza. Por ejemplo, cuando Jesús dice:

"Vosotros sois la sal de la tierra; Vosotros sois la luz del mundo"
(Mateo 5, 13-14)

2. Alegoría.

La alegoría es una comparación basada en una metáfora continuada y desarrollada. Son ejemplos típicos de alegorías: Israel, la viña del Señor (Isaías 5,1-7); Jesús el Buen Pastor (Juan 10,11-16). La vid y los sarmientos (Juan 15).

"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor".

3. Parábola.

Se llama parábola a una comparación desarrollada a través de un relato ficticio con un fin pedagógico. Dos elementos aparecen en la parábola: uno, el recurso de la comparación; y otro, el aspecto enigmático de la expresión, propia para excitar la curiosidad, incitar a la busqueda y subrayar la importancia y trascendencia de la enseñanza comunicada. Célebres son las parábolas del Hijo Pródigo (Lucas 15,11), la de la oveja perdida (Mateo 18, 12-14), la del sembrador (Marcos 4,1-20), etc. en el Nuevo Testamento. Y en el Antiguo, las de Ezequiel 1,26 y Amós 4,1.

"¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las 99 no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños".

4. Símbolo.

El símbolo es un signo o acción que representa otro personaje, institución, etc. En la Biblia hay muchos signos o acciones simbólicas como los que vemos en Hechos 21,10 y en 1 Reyes 11,29-39. Visiones simbólicas como las de Ezequiel 37,1-14. Números simbólicos como el 3, 7, 40, 70, 72 etc. Nombres simbólicos como los hijos de Oseas 1,4 y de Isaías 7,3.

"Y oí el número de los marcados con el sello: 144.000 sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel".

5. Mito.

El mito o fábula es una narración ficticia, totalmente inverosímil, que atribuye a la naturaleza irracional, cualidades humanas, como la palabra y la razón. Su fin es enseñar e instruir. En la Biblia hay varias fábulas, como la de los árboles que piden rey, en Jueces 9,8-15

Los árboles se pusieron en camino para ungir a uno como su rey. Dijeron al olivo: "Sé tú nuestro rey." Les respondió el olivo: "¿Voy a renunciar a mi aceite con el que gracias a mí son honrados los dioses y los hombres, para ir a vagar por encima de los árboles?" Los árboles dijeron a la higuera: "Ven tú, reina sobre nosotros." Les respondió la higuera: "¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a vagar por encima de los árboles? Los árboles dijeron a la vid: "Ven tú, reina sobre nosotros." Les respondió la vid: "¿Voy a renunciar a mi mosto, el que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a vagar por encima de los árboles?" Todos los árboles dijeron a la zarza: "Ven tú, reina sobre nosotros." La zarza respondió a los árboles: "Si con sinceridad venís a ungirme a mí para reinar sobre vosotros, llegad y cobijaos a mi sombra.Y si no es así, brote fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano.""

Dos posturas.

Dos posturas erróneas hay que evitar ante el lenguaje de las formas literarias de la Biblia:

Una postura peca por exceso y otra por defecto. Por exceso, la de aquellos que, materializando la imagen, la toman al pie de la letra, y le dan el mismo valor a al verdad que implica y a la imagen literaria que la transmite. Y por defecto pecan los que, sabiendo que se trata de una imagen, la desdeñan entendiendo que es un lenguaje impropio.

El ropaje externo es lo de menos, aunque sea interesante. Lo que importa es lo que viene dentro, es decir, el pensamiento de Dios, que para que nos resulte simpático y atrayente, lo hace envolver a través de instrumentos humanos, con el fin de que su mensaje no se nos olvide nunca.


Bibliografía:

Miranda, José Miguel. (1982). Lecciones Bíblicas. México: Ediciones Paulinas.