DIOS NOS HABLA EN LA BIBLIA EN LENGUAJE HUMANO
Citando el Concilio Vaticano II, "Dios habla en la Escritura por medio de los hombres y en lenguaje humano"; desarrollemos el último punto de la frase: en lenguage humano.
El lenguage humano.
Si nos fijamos en nuestro estilo de hablar, veremos que una misma verdad la expresamos de múltiples maneras.
Por ejemplo, ocurrió un accidente donde murió un niño, el suceso fue relatado por los papás del niño, que iban con él, por el policía que acudió al accidente, y por un reportero cubrió la noticia. Cada narración será diferente, la de los papás impactados por la muerte de su hijo, contará con un realismo impregnado por la impresión del momento, la del policía serà escueta y elaborada en un lenguaje técnico, y la del reportero que contendrà información tomada de diferentes fuentes, perfectamente bien redactada.
Este ejemplo nos enseña que a la hora de juzgar algo , hay que hacerlo teniendo en cuenta quien lo dice o escribe, e incluso las circunstancias del hecho sucedido.
El Concilio Vaticano II nos lo enseña:
Géneros literarios.
Por géneros literarios o formas literarias, se entiende la manera que tiene un escritor de usar el lenguaje. Los autores bíblicos, estaban inmersos en una cultura y en una época específica, y utilizaron para expresarse las formas literarias propias de su tiempo y cultura. Algunas de las formas literarias usadas en la Biblia son las siguientes:
1. Metáfora.
Se da la metáfora cuando se trasladan las palabras del significado propio, mediante una figura o comparación, a otro significado impropio con el que guarda cierta analogía o semejanza. Por ejemplo, cuando Jesús dice:
2. Alegoría.
La alegoría es una comparación basada en una metáfora continuada y desarrollada. Son ejemplos típicos de alegorías: Israel, la viña del Señor (Isaías 5,1-7); Jesús el Buen Pastor (Juan 10,11-16). La vid y los sarmientos (Juan 15).
3. Parábola.
Se llama parábola a una comparación desarrollada a través de un relato ficticio con un fin pedagógico. Dos elementos aparecen en la parábola: uno, el recurso de la comparación; y otro, el aspecto enigmático de la expresión, propia para excitar la curiosidad, incitar a la busqueda y subrayar la importancia y trascendencia de la enseñanza comunicada. Célebres son las parábolas del Hijo Pródigo (Lucas 15,11), la de la oveja perdida (Mateo 18, 12-14), la del sembrador (Marcos 4,1-20), etc. en el Nuevo Testamento. Y en el Antiguo, las de Ezequiel 1,26 y Amós 4,1.
4. Símbolo.
El símbolo es un signo o acción que representa otro personaje, institución, etc. En la Biblia hay muchos signos o acciones simbólicas como los que vemos en Hechos 21,10 y en 1 Reyes 11,29-39. Visiones simbólicas como las de Ezequiel 37,1-14. Números simbólicos como el 3, 7, 40, 70, 72 etc. Nombres simbólicos como los hijos de Oseas 1,4 y de Isaías 7,3.
5. Mito.
El mito o fábula es una narración ficticia, totalmente inverosímil, que atribuye a la naturaleza irracional, cualidades humanas, como la palabra y la razón. Su fin es enseñar e instruir. En la Biblia hay varias fábulas, como la de los árboles que piden rey, en Jueces 9,8-15
Dos posturas.
Dos posturas erróneas hay que evitar ante el lenguaje de las formas literarias de la Biblia:
Una postura peca por exceso y otra por defecto. Por exceso, la de aquellos que, materializando la imagen, la toman al pie de la letra, y le dan el mismo valor a al verdad que implica y a la imagen literaria que la transmite. Y por defecto pecan los que, sabiendo que se trata de una imagen, la desdeñan entendiendo que es un lenguaje impropio.
El ropaje externo es lo de menos, aunque sea interesante. Lo que importa es lo que viene dentro, es decir, el pensamiento de Dios, que para que nos resulte simpático y atrayente, lo hace envolver a través de instrumentos humanos, con el fin de que su mensaje no se nos olvide nunca.
Bibliografía:
Miranda, José Miguel. (1982). Lecciones Bíblicas. México: Ediciones Paulinas.