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Los primeros 11 capítulos del Génesis

Los hebreos, como los hombres de todos los tiempos y culturas, se plantearon grandes interrogantes: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué la maldad? ¿Por qué el dolor y la muerte? Es en los primeros capítulos del Génesis donde se nos ofrece una interpretación a través relatos de carácter aparentemente narrativo.

Efectivamente, no se puede pedir a estos relatos que nos proporcionen una información histórica. Pero si fundamentalmente se trata de comunicación de verdades, no es menos cierto que se está aludiendo también a hechos. Dice la B. de J.: "Si las verdades son ciertas presuponen hechos que son reales, aunque no nos sea posible perfilar su contorno bajo el mítico ropaje que, conforme a la mentalidad del tiempo y del medio ambiente se les ha puesto".

Las tradiciones se entrelazan

La respuesta a estas preguntas las encontramos precisamente en unos relatos que pretenden remontarse al origen de la humanidad. La respuesta, sin embargo, no es unívoca, ni corresponde a un solo escritor, o a escritores de la misma época. Responde a momentos y situaciones diferentes. Concretamente son las tradiciones yavista y sacerdotal las que se van entrecruzando a través de estos 11 capítulos, tal como se muestra en el cuadro siguiente:

YavistaSacerdotal
Los Orígenes
Cap. 11-31
Cap. 21-4a
4b-25
Cap. 31-24
Cap. 41-26
Cap. 51-28
2930-32
El Diluvio
Cap. 61-89-22
Cap. 71-56
78-9
1011
1213-16a
16b17a
17b18-21
22-2324
YavistaSacerdotal
Cap. 81-2a
2b-3a3b-5
6-1213a
13b14-19
20-22
Cap. 91-17
De Noé a Abrahám
18-2728-29
Cap. 101a
1b2-7
8-1920
2122-23
24-3031-32
Cap. 111-910-27a
27b-3031-32

La Semana de la Creación (Gen 1,1 -2,4a)

Este relato pertenece a la "tradición sacerdotal" y su composición hay que situarla en el siglo VI a.C., cuando el pueblo judío se encuentra en el destierro de Babilonia.

Para restaurar la confianza de los israelitas desterrados y conjurar el atractivo que podía ejercer el culto de Marduk, deidad principal de Babilonia, los sacerdotes plasmaron en un relato grandioso como Dios conserva el señorío sobre la historia, presentando la creación a lo largo de una semana, que culmina con la celebración del día sábado.

Este relato no tiene un sentido cronológico, sino didáctico-religioso. Entre las verdades que quiere inculcar están las siguientes:

⋄ Dios es el creador de todas las cosas.

⋄ Todo lo hecho por Dios es bueno.

⋄ El hombre es la cima de la creación.

⋄ A imitación de Dios, el israelita debe santificar con el descanso el sábado.

Adán y Eva (Gen 2,4a - 3,24)

Se suele situar la composición de este relato hacia mediados del siglo X a.C., en el periodo del rey Salomón. El estilo de este relato "yavista" es vivo y lleno de colorido, sirviéndose de mitos o símbolos, que en muchos casos están tomados prestados de las culturas circundantes, aunque purificándolos de su carácter politeísta. No se trata de relatos históricos; pero no por eso dejan de ser relatos verdaderos; bajo la imagen o el símbolo se encierra una verdad.

Estas son algunas de las verdades expresadas simbólicamente en este relato yavista:

⋄ Dios es el Señor de la vida. La vida solo existe por Él; todo lo que tiene vida la tiene por Él.

⋄ En la creación hay un ser que está por encima de los demás, que pone nombre a los demás seres: el Hombre (Gen 2,20). El hombre resulta del binomio: varón + mujer. El que la mujer fue creada de la costilla del hombre, es un símbolo para indicar una comunidad de naturaleza.

⋄ Adán y Eva no son nombres propios sino comunes; en hebreo "adán" es "el hombre", y "eva" es "la vida". Decir que Dios creó a Adán es decir que Dios creó al hombre, a la humanidad.

⋄ La serpiente es un animal muy significativo en las mitologías egipcias, cananeas y sumerias. En Egipto se opone al sol; en "Gilgamesh", antiguo poema sumerio, roba la planta de la vida. Su presencia tiene como función principal dejar claro que el pecado no proviene del interior del hombre sino del exterior, y que el hombre es responsable de sus actos.

⋄ El árbol de la ciencia del bien y del mal. Comer de ese árbol no significa conseguir un discernimiento moral, cosa que el hombre ya tenía, sino constituirse en árbitro del bien y del mal; es decir, no conformarse con ser hombre y querer hacerse Dios.

⋄ El pecado de la humanidad. Si "adán" es todo hombre, el pecado de "adán" es el pecado de todos los hombres. En el relato del Génesis no se habla de pecado original; es san Pablo (Rom 5,12) quien alude al pecado de Adán como pecado de origen, aunque lo que pretende el Apóstol en ese pasaje es afirmar que todos estamos salvados en Cristo, porque todos en Adán (por ser hombres) somos pecadores.

Este relato y otros parecidos son lo que se llama en literatura y filosofía una "etiología", es decir, un relato sobre el pasado que pretende dar una explicación a una situación presente. Los hombres de todos los tiempos han constatado la existencia del mal, del pecado en el ser humano, y se han interrogado sobre su origen; los redactores de este relato, sabios de la corte de Salomón, responden que el pecado del hombre consiste en no mantenerse en su condición de creatura, en querer usurpar las funciones de Dios.

¿Cuándo comenzó el hombre a ser pecador? En el relato bíblico se supone que antes del pecado hubo un estado de inocencia, de perfección. ¿Cómo hemos de interpretar este estado de perfección? Desde la perspectiva eterna de Dios. Él crea al hombre perfecto, pero desde la perspectiva temporal del hombre, este comenzó siendo imperfecto y sigue siendo imperfecto; es decir, la creación no ha terminado aún; la perfección llegará con el final de los tiempos.

Caín y Abel (Gen 4,1-16)

Continúa la tradición yavista con un relato que, al pie de la letra, afirma que Caín y Abel fueron los primeros hijos de Adán y Eva. Sin embargo, si observamos todos los detalles del texto, vemos que esto no puede ser verdad: en Gen 4,14 se supone que hay otros habitantes en la tierra, ya que dice Caín: "Cualquiera que me encuentre me matará". Entre esos habitantes hay también mujeres, ya que en Gen 4,17 se escribe: "Conoció a su mujer". Es éste, pues, un episodio independiente que fue empalmado en el capítulo 3 por un redactor posterior.

¿Con qué finalidad figura aquí este relato? Frente a la vida tranquila y sedentaria del pueblo de Israel en el momento de la redacción del episodio, está la vida errante de los kenitas, tribus nómadas que vivían al sur de Judá. La tradición yavista explica esta situación, trasladándola a los orígenes de la humanidad, donde el padre de los kenitas dió muerte a su hermano por envidia y recibió la maldición de Dios, por lo cual tuvo que dejar su vida de labrador para vivir de manera errante. "Después de la rebelión del hombre contra Dios, viene la rebelión del hombre contra el hombre" (B. de J.)

Entre otras enseñanzas, queda afirmada la condición fraterna de los hombres y la necesidad de aceptar las diferencias sin envidias. Además se adelanta el pensamiento de Jesús sobre la importancia de controlar los impulsos del corazón, como origen de nuestras buenas o malas acciones (Marcos 7, 20-23).

El Diluvio (Gen 6,5 - 9,17)

La leyenda del diluvio figura también en narraciones babilónicas. Sin duda se refiere a inundaciones de los ríos Tigris y Éufrates, magnificadas hasta darles carácter de cataclismo universal.

En este relato están presentes las tradiciones yavista y sacerdotal con sus características propias, que se entrecruzan, conservando incluso datos contradictorios entre ambas; por ejemplo, número de animales: una pareja (Gen 6,9.20), siete parejas (Gen 7,2.3).

¿A que obedece este relato? También aquí encontramos una intención didáctico-religiosa que quiere dejar claras algunas verdades:

⋄ La universalidad del pecado, aunque siempre hay excepciones.

⋄ Dios castiga, pero no destruye del todo.

⋄ El bien termina sobreponiéndose al mal.

⋄ Para el pueblo judío en el destierro se encierra una enseñanza clara: El pueblo sufre las consecuencias de su pecado; el destierro es como un diluvio purificador; pero Dios no abandonará definitivamente a su pueblo; lo mismo que después del diluvio, también después del destierro habrá una nueva vida, una nueva prosperidad del pueblo judío.

La Torre de Babel (Gen 11,1-9)

Relato yavista, aunque los especialistas encuentran diversos duplicados, lo que sugiere una dualidad de fuentes: "Según una, los hombres intentaban edificar una ciudad para hacerse famosos, y Dios les confunde las lenguas; por eso se llama la ciudad Babel (del verbo hebreo balbál y que significa confundir). Según otra, quieren construir una torre para preservar a la humanidad de la dispersión; Yavé impide continuar y dispersa la humanidad".

Los zigurats babilonios eran construcciones de varios pisos que tenían en su cima un templo en el que se celebraban ritos mágicos dedicados a alguna divinidad. Existía en efecto en Babilonia un zigurat de origen desconocido y que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar (625-605 a.C.), dedicada a Marduk (dios principal de Babilonia). Una inscripción que data del tiempo de Nabopolasar señala: "Marduk me ha ordenado colocar sólidamente las bases de la Etmenanki hasta alcanzar el mundo subterráneo y hacer de este modo que su cúspide llegue hasta el cielo".

En el Génesis se acaba de hablar del fenómeno de la dispersión y de la multiplicidad de lenguas: "Estos fueron los hijos de Sem según sus linajes y lenguas" (Gen 10,31). ¿A qué viene entonces esto de la Torre de Babel? Para los antiguos siempre resultó un misterio esto de la diversidad de las lenguas, siendo así que la humanidad había tenido un único origen; de ahí el interrogarse y el que surgieran explicaciones más o menos peregrinas.

Aquí el autor yavista aprovecha la leyenda para afirmar una vez más cómo el pecado es causa de división, de separación: el primer pecado llevó al hombre a separarse de Dios; ahora su nuevo pecado de orgullo es causa de separarse unos de otros.

Para el judío, Babilonia es el prototipo de la ciudad soberbia, manifestado en sus ciclópeas construcciones; al confundir Dios su lengua, está castigando su soberbia. Además el autor yavista quiere afirmar que sólo Yavé proporciona la salvación a las personas, nunca las tentativas ni las manipulaciones humanas.

Genealogías (Gen 4,17 -5,32; 10; 11,10-32)

Dentro de estos 11 primeros capítulos del Génesis encontramos varias genealogías: antes del diluvio (Gen 4,17 -5,32) y después del diluvio (Gen 10; 11,10-32). En Gen 4,17-26 hayamos restos de una genealogía yavista, y en el capítulo 5 otra, más completa, de la tradición sacerdotal, entre las que hay algunas coincidencias. Algo parecido existe también con otras tradiciones mesopotámicas, aunque las coincidencias no son muchas, como no sea la longevidad de sus integrantes y la común desembocadura en un diluvio.

Naturalmente, no hay que pretender encontrar aquí ni historia ni cronología. La progresiva reducción de edades es paralela al también progresivo incremento del pecado en la humanidad: "La maldad del hombre cundía en la tierra" (Gen 6,5).

En la genealogía posterior al diluvio conviene observar que el pueblo hebreo queda encuadrado dentro del conjunto de la humanidad como un pueblo cualquiera; no se le otorga el privilegio de estar emparentado con alguna "divinidad", como era costumbre en las cosmogonías de otros pueblos.

Mensaje

A lo largo de este artículo hemos ido apuntando el mensaje que, dentro de la historia de la salvación, estos capítulos iniciales del Génesis quieren transmitir:

⋄ Dios es el creador de todas las cosas.

⋄ la creación es buena.

⋄ Israel a imitación de Dios, el israelita debe observar el descanso sabático.

⋄ Supremacía del hombre sobre el resto de la creación.

⋄ El orgullo, causa del pecado del hombre

⋄ El hombre que se atrevió con Dios, se atreve también contra su hermano.

⋄ Este pecado repercute en el corazón de Dios.

⋄ La universalidad del pecado.

⋄ Pero por encima de todo está la misericordia de Dios.

⋄ El pueblo en el destierro sufre las consecuencias de su infidelidad, pero debe mantener la esperanza.

⋄ Si el orgullo lleva a la separación de Dios, el orgullo lleva también a la dispersión de la humanidad.

⋄ Los largos años son una bendición de Dios: al incrementarse el pecado disminuye la edad.

Lo mismo que los sabios de la corte de Salomón, el hombre de hoy, el hombre de siempre, sigue haciéndose las mismas preguntas, y siguen siendo válidas las respuestas entonces dadas, aunque en algunos casos, habrá que separar su arcaica mentalidad.


Bibliografía:

Cepedal Román, Tirso. (2006). Curso de Biblia. Claves para leer el Libro Sagrado. Madrid: Editorial Covarrubias.