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Introducción al Antiguo Testamento

La palabra "testamento" es traducción dela palabra latina "testamentum", que a su vez es la traducción de la griega "diazeke", que tiene varios significados, uno de ellos es "testamento" (última voluntad de un finado); pero también significa "pacto" o "alianza". Precisamente, este sentido, de "alianza", es el que quiso dar al traducir la palabra hebrea "berit", pero que no se conservó al traducir del griego al latín. Por consiguiente, más que Antiguo Testamento tendríamos que decir Antigua Alianza". Efectivamente, Dios ha hecho una doble alianza con la humanidad: la primera, es hecha con el pueblo de Israel, y la segunda, es la hecha por medio de Jesús con toda la humanidad.

El Antiguo Testamento, provisional e imperfecto

Si Cristo es lo definitivo, lo anterior solo tiene sentido de preparación. En Jeremías se hace referencia a esta doble alianza:

"He aquí que vienen días en que yo pactaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva alianza; no como la antigua que pacté con sus padres..." (Jer 31, 31s).

La constitución "Dei Verbum" del Concilio Vaticano II nos habla de este carácter provisional e imperfecto del AT: "Estos libros, aunque contengan también algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos, demuestran, sin embargo, la verdadera pedagogía divina" (DV 15).

Este carácter imperfecto y provisional lo podemos observar en:

⋄ La doctrina: nos encontramos con vacilaciones a la hora de enunciar o hacer profesión de ciertas verdades que posteriormente han llegado a una formulación definitiva.

⋄ La moral: aun en los personajes considerados prototipos encontramos comportamientos que chocan con nuestra mentalidad cristiana.

La Biblia tiene como autores a hombres que vivieron en un cierto tiempo, en un cierto ambiente, con cierta mentalidad, y con determinadas costumbres; no podemos pedir a esos hombres que escriban con criterios cristianos o con criterios modernos, ya que de sus contemporáneos solo los distinguía su fe en el verdadero Dios.

Carácter unitario de ambos Testamentos

Lo provisional e imperfecto del AT, no es motivo para que prescindamos de él. La Constitución "Dei Verbum" nos habla de su carácter imperfecto, pero al mismo tiempo nos invita "a recibir devotamente estos libros". Y ello obedece fundamentalmente al carácter unitario de ambos Testamentos. San Agustín nos dice: "Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo, y el Antiguo está patente en el Nuevo" (DV 16).

Hemos, pues, de evitar dos extremos al abordar el Antiguo Testamento: dar un valor absoluto a su contenido, o prescindir en absoluto de él.

Formación del Antiguo Testamento

¿Cuáles fueron los primeros libros del AT que se escribieron y cuando fueron escritos? Es dificil contestarlo. Lo que es claro, es que antes de que comenzara la tradición escrita hubo una larga trayectoria de tradición oral que se remonta por lo menos hasta el siglo XIII a. C., y que no es solo una, sino múltiples tradiciones.

Estas tradiciones orales, que arrancan en los mismos comienzos del pueblo hebreo: el éxodo de Egipto y la ocupación de Palestina, fueron poco a poco y parcialmente poniéndose por escrito, hasta llegar, mucho tiempo después, con revisiones y adiciones, a la forma como las conocemos actualmente.

En el Pentateuco se pueden observar duplicados de un mismo acontecimiento, lo que revela que estos libros están compuestos por la unión de cuatro tradiciones distintas, las cuales son:

Yavista: Porque desde el principio llama a Dios con el nombre de "Yavé". Su estilo es vivo y lleno de colorido. Dios en la tradición yavista es cercano al hombre, al que se le presenta bajo diversas formas y cualidades humanas. Tiene su origen en Judá, tal vez en el siglo X a.C., en tiempos de David y Salomón.

Elohísta: Designa a Dios con el nombre común de Elohim (Dios). Su estilo es más sobrio y monótono. En la tradición elohísta, Dios es distanciado del hombre, es inaccesible. Valora lo ético por encima de lo cultual. Es más reciente que la tradición yavista, se desarrolla entre los siglos IX y VIII a.C. en el reino del Norte, después de la división en dos reinos.

Estas dos tradiciones, que fundamentalmente se refieren a los mismos acontecimientos se unieron entre los siglos VIII y VII a.C., no por fusión, sino por yuxtaposición.

Sacerdotal: Recoge principalmente los textos legislativos, relativos al santuario, sacrificios, etc. Tiene un estilo formalista y redundante. Posee elementos antiguos, pero procede de los sacerdotes de Jerusalén, durante el destierro de Babilonia (siglo VI a.C.), entrando en vigor después del exilio.

Deuteronómica: Se encuentra esta tradición en el Deuteronomio. Su estilo es amplio y oratorio. Su idea central: la fidelidad al Señor trae consigo la prosperidad y viceversa. Iniciada tal vez en el reino del Norte, es completada en Jerusalén; descubierta en el reinado de Josías el año 621 a.C.

Estas cuatro tradiciones quedan integradas en nuestro actual Pentateuco, al entrelazarse las dos primeras inicialmente, y posteriormente con la tradición sacerdotal, encontrándose las tres con mayor o menor preponderancia en los cuatro primeros libros del Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico y Números. La tradición deuteronómica se encuentra solo en el Deuteronomio. La redacción definitiva del Pentateuco puede situarse hacia el año 400 a.C., probablemente obra del sacerdote Esdras.

Estas tradiciones no las encontramos exclusivamente en el Pentateuco; de una forma u otra intervienen en la composición de los otros libros del Antiguo Testamento.

La influencia de otros pueblos

La relación del pueblo hebreo con los pueblos vecinos influye notablemente en diferentes aspectos de su cultura, y por lo tanto también sobre los mismos libros bíblicos.

En primer lugar, los pueblos que habitaban la tierra de Canaán, de los que asume elementos lingüísticos, y cuya religión será una constante tentación para el pueblo de Israel en su fidelidad a Yavé. Después están los grandes imperios que se suceden en Mesopotamia: sumerios, asirios y babilonios. Posteriormente vendrán Persia, Grecia y Roma. Y desde el sur, Egipto, nación a la que Israel se orienta frecuentemente a lo largo de la historia.

Dios según el Antiguo Testamento

Quien haga una lectura del Antiguo Testamento, sin duda encontrará un Dios coincidente en muchos aspectos con nuestra percepción cristiana; pero también encontrará un Dios que nos resulta difícil de comprender. Las siguientes son algunas de las características de Dios que encontramos en el Antiguo Testamento.

El Dios de Israel es el único Dios.

Es lo diferente de la religión de Israel en relación con sus vecinos. Algunos piensan que el monoteísmo es producto de su vida en el desierto donde no había objetos para idolatrar; pero otros pueblos también vivían en el desierto y si eran idólatras. La razón es más profunda, y es ahí donde debemos reconocer la intervención directa de Dios. El peligro de la idolatría fue constante, y la fidelidad a Dios fue la garantía de la supervivencia del pueblo de Israel.

El Dios de Israel es sanguinario.

Dios es para el pueblo de Israel el gran guerrero que los liberó de Egipto, el general que los guía al triunfo sobre sus enemigos, y por lo tanto partícipe de la crueldad de las batallas y del botín obtenido de ellas.

El Dios de Israel es justo.

Posteriormente, cuando Israel ya está asentado en Palestina, la idea que los israelitas tenían de Dios evoluciona a la idea de un Dios justo, cuya justicia se manifiesta al premiar a los justos y castigar a los malvados, durante mucho tiempo solo en esta vida.

El Dios de Israel es padre y amante.

En el Nuevo Testamento Jesús nos enseña a llamar Padre a Dios, y Juan nos dice que Dios es amor, pero ya en el Antiguo Testamento, en los Salmos y los Profetas, encontramos abundantes textos donde se reconoce a Dios como padre amoroso y amante fiel.


Bibliografía:

Cepedal Román, Tirso. (2006). Curso de Biblia. Claves para leer el Libro Sagrado. Madrid: Editorial El Perpetuo Socorro.