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INTRODUCCIÓN AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

El evangelio según san Lucas, el más extenso de los cuatro, es la primera parte de la gran obra lucana, que comprendía originalmente el tercer Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Lucas es ciertamente un investigador; pero, ante todo, es un teólogo, cuya reflexión doctrinal se sitúa entre Marcos-Mateo y Juan. 

PLAN DEL EVANGELIO

El evangelio de Lucas presenta un esquema claro, que puede desarrollarse de la siguiente manera. 

Dedicatoria a Teófilo (1,1-4)

I. Nacimiento y vida oculta de Juan el Bautista y de Jesús (1,5–2,52)

Primer tríptico (1,5-56)  1. Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista (1,5-25).
2. Anuncio de la concepción de Jesús (1,26-38).
3. María visita a Isabel (1,39-56).
Segundo tríptico (1,57–2,52)  1. Nacimiento y manifestación de Juan (1,57-80).
2. Nacimiento y manifestación de Jesús (2,1-40).
3. Jesús en el Templo de Jerusalén (2,41-52).

II. Predicación de Juan y presentación de Jesús (3,1–4,13)

1 La misión de Juan el Bautista (3,1-20).
2. El bautismo de Jesús (3,21-22).
3. Genealogía de Jesús (3,23-38).
4. Las tentaciones en el desierto (4,1-13).

III. Ministerio de Jesús en Galilea (4,14–9,50)

1. Primera etapa: De las primeras predicaciones de Jesús a la elección de los Doce apóstoles (4,14–6,11).
2. Segunda etapa: De la elección de los Doce a su primera misión (6,12–8,56).
3. Tercera etapa: De la primera misión de los Doce a la decisión de Jesús de subir a Jerusalén (9,1-50).

IV. La subida a Jerusalén (9,51–19,27)

1. Primera etapa: Jesús decide subir a Jerusalén (9,51–13,21).
2. Segunda etapa: Caminando hacia Jerusalén (13,22–17,10).
3. Tercera etapa: De camino a Jerusalén (17,11–18,30).
4. Cuarta etapa: “Mirad que subimos a Jerusalén” (18,31–19,27).

V. Ministerio de Jesús en Jerusalén (19,28–21,38)

1. Entrada mesiánica en Jerusalén (19,28-44).
2. Expulsión de los vendedores (19,45-46).
3. Controversias de Jesús en Jerusalén (19,47–21,4).
4. Discurso sobre la ruina de Jerusalén (21,5-38).

VI. La Última Cena (22,1-38)

1. La Cena del Señor (22,1-20).
2. Discursos en la Cena (22,21-38).

VII. La pasión de Jesús (22,39–23,56)

1. De Getsemaní al Calvario (22,39–23,32).
2. Jesús en la cruz (23,33-49).
3. La sepultura de Jesús (23,50-56).

VIII. La resurrección del Señor (24,1-53)

1. El sepulcro abierto y vacío (24,1-11).
2. Pedro en el sepulcro (24,12).
3. Los discípulos y Jesús camino de Emaús (24,13-35).
4. Aparición de Jesús en Jerusalén (24,36-43).
5. La ascensión de Jesús (24,44-53).

LENGUA Y ESTILO

Lucas es un literato, pero también es un artista y un teólogo. Su lengua griega es excelente. Utiliza un estilo elegante en la dedicatoria de su obra (1,1-4), y sabe imitar el griego de la traducción de los Setenta (relatos de la infancia: 1,5–2,52). Su estilo es vivo, sugestivo y penetrante, cuando transmite narraciones obtenidas por su propia investigación (cf. 7,36-50; 15,11-32; 24,13-35). 

FUENTES

1. Fuentes propias

Lucas afirma que ha investigado personalmente, consultando a “testigos oculares y ministros de la Palabra” (1,2); tiene, por tanto, mucho material que le es propio y equivale más o menos al 40% del escrito:

– La infancia de Juan el Bautista y de Jesús.– Himnos y cánticos: Benedictus, Magníficat, Gloria in excelsis, Nunc dimittis.

– Una genealogía popular.

– Parábolas: el buen samaritano, el amigo inoportuno, el constructor de graneros, la higuera estéril, la dracma perdida, el padre bueno y sus dos hijos, Lázaro y el rico, el juez deshonesto, el fariseo y el publicano.

– Milagros: la pesca milagrosa, el hijo de la viuda de Naín, la mujer encorvada, el hidrópico, los diez leprosos, la oreja del siervo del sumo sacerdote.

– Otros relatos, como noticias de mujeres, entrevista con Herodes, los discípulos de Emaús.
Se cree que, entre las fuentes propias de Lucas, se cuenta la comunidad judeocristiana de Jerusalén, caracterizada por un ambiente sapiencial y pietista, a la que el evangelista debe su especial interés por Jerusalén y el Templo, el Espíritu, Juan el Bautista, Israel y las naciones, y la crítica de la riqueza y del poder.

2. El evangelio de Marcos

Se sirve del evangelio de Marcos como telón de fondo, y esto constituye el 35% de su escrito; pero con frecuencia Lucas lo modifica según sus intenciones y el objetivo de su obra, corrige la lengua, elimina palabras arameas, presenta una figura de Jesús más ideal.

3. Fuente suplementaria

Utiliza también una fuente suplementaria (fuente Q) para transmitir “dichos y palabras” de Jesús, que adapta según su pensamiento teológico. Esta fuente constituye más o menos el 20% del evangelio.

4. El Evangelio Primitivo de Mateo

Algunos autores piensan que Lucas utilizó también un escrito anterior a Marcos: posiblemente el evangelio primitivo de Mateo, escrito, según la tradición antigua, originalmente en arameo y luego traducido al griego.

Sin embargo, aun cuando haya utilizado fuentes, Lucas no es un simple transcriptor, sino que hizo obra personal y propia, de acuerdo a su talento literario y a sus intenciones teológicas. 

AUTOR DEL TERCER EVANGELIO

El Prólogo romano (160-180 d.C.) atribuye a Lucas el evangelio que lleva su nombre: “Lucas era un sirio de Antioquía, médico de profesión; se hizo discípulo de los apóstoles. Más tarde, siguió a Pablo y fue martirizado en Beocia”. Es un cristiano de la segunda o tercera generación, que no conoció a Jesús. Antes de ser bautizado, fue probablemente un prosélito del judaísmo; esto explica su conocimiento del Antiguo Testamento a través de la traducción de los Setenta. 

Otros testimonios antiguos confirman la paternidad lucana del tercer evangelio, como son: el canon de Muratori (finales del siglo II); Ireneo (202); Tertuliano (220); Orígenes (254); Eusebio (340); Jerónimo (420). 

DESTINATARIOS Y FINALIDAD DEL EVANGELIO

Lucas escribe su evangelio para comunidades cristianas surgidas de la gentilidad, probablemente evangelizadas por Pablo. Se puede pensar en comunidades de Asia Menor, Macedonia o Grecia, en la cuenca oriental del Mediterráneo, es decir, el mar Egeo. 

La comunidad o comunidades urbanas a las que Lucas dirige su evangelio pertenecían al mundo helenístico y estaban formadas por grupos de personas de clase popular o media, cultural y étnicamente mezcladas, donde podría haber también algunas personas de cierta élite cultural y económica. 

Lucas enseña a sus destinatarios que Dios, siendo fiel a su pueblo Israel, les envió a Jesús su Hijo; pero abrió también los horizontes de la salvación a los impuros y pecadores, a pobres y a enfermos, a niños y a mujeres, a samaritanos y a gentiles. 

Se puede pensar que “el escrito lucano tenía por objetivo ayudar a los lectores cristianos, venidos de la gentilidad, a comprender quiénes eran, en particular frente a las calumnias que circulaban entre los no creyentes, fueran judíos o gentiles. Los cristianos necesitaban saber que no hubo nada de subversivo en sus orígenes, nada que pudiera hacerlos entrar en conflicto con las autoridades romanas, y que era falso asemejar a Jesús y a sus discípulos a los revolucionarios judíos, que habían provocado la guerra contra los romanos”. 

FECHA Y LUGAR DE PUBLICACIÓN

Ireneo afirma que Lucas escribió después de la muerte de Pablo. Teniendo en cuenta que Lucas conoce y se sirve del evangelio de Marcos, se puede suponer, como fecha probable de última redacción del evangelio, la década del 75 al 85 d.C. 

En cuanto al lugar de origen, se piensa en alguna ciudad evangelizada por Pablo, ya sea en el Asia Menor, o en Macedonia o en Grecia. Un Prólogo del siglo II dice que Lucas redactó su evangelio en Grecia (Acaya), donde murió. 

TEOLOGÍA DEL EVANGELIO DE LUCAS

El evangelio de Lucas no es una historia o biografía en el sentido moderno de la expresión. Lucas se propone no solamente referir los hechos que narra, sino darles una interpretación teológica. 

Esto lo realiza proyectando sobre ellos la luz de la pasión y de la resurrección. Lucas es el evangelista del designio de Dios: el misterio de la Pascua es su foco, el Espíritu Santo es su autor y la comunidad universal de los creyentes es su término. 

1. El misterio de Pascua en Jerusalén

El misterio de Pascua ilumina todo el evangelio de Lucas. A la triple profecía sobre la pasión y resurrección, que Lucas se complace en subrayar (9,22.44; 18,31-34), hay que añadir: 

– Jesús, signo de contradicción (2,34);

– Jesús, objeto de admiración y de odio (4,16-30);

– La transfiguración, durante la cual Jesús trata con Moisés y Elías de su partida que estaba por realizarse en Jerusalén (9,31);

– Jesús arde en deseos de ser bautizado en su pasión (12,50);

– Todo profeta debe morir en Jerusalén (13,32-33);

– El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho (17,24s).
Después de la resurrección, Jesús recuerda a las mujeres, a los discípulos de Emaús y a los discípulos reunidos en el cenáculo, los anuncios que había hecho durante su vida (24,7.25s.45s.). 

2. El Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el alma, el principio vital, en toda la obra de Lucas (Evangelio y Hechos). Sin el Espíritu Santo no existe ni Jesús-Mesías, ni la Iglesia. El Espíritu Santo es la Fuerza de lo Alto que está en acción: 

– Él es quien mueve a los padres de Juan el Bautista (1,41.67).

– Él llena al precursor del Mesías (1,15.80).

– El Espíritu Santo obra en la Virgen María la concepción de Jesús, el Hijo de Dios (1,35).

– Él ilumina a Simeón (2,25-27).

– El Espíritu Santo descendió sobre Jesús para ungirlo (3,22).

– A su impulso, Jesús fue llevado al desierto (4,1).

– Bajo su acción soberana, comienza su ministerio (4,14).

– El Espíritu del Señor reposa en plenitud sobre Jesús-Mesías, con el fin de realizar el plan salvífico de Dios (4,18).

– En virtud del Espíritu, Jesús lanza fuera los demonios (11,20).

– Jesús exulta en el Espíritu (10,21).

– El Espíritu Santo es el don de Dios por excelencia (11,13).

– Los discípulos serán instruidos por el Espíritu (12,12).

– Lucas termina su evangelio anunciando que Jesús enviará sobre sus discípulos la Promesa del Padre (24,49).

3. El universalismo de la salvación

El universalismo de salvación entra en el plan de Dios como un elemento esencial, querido por sí mismo y no solamente como consecuencia del rechazo que el Pueblo elegido hizo de Jesús y de su misión. 

En esta perspectiva, Jesús no sólo es descendiente de Abraham sino de Adán, creado por Dios (3,38). Los ángeles cantan “paz a los hombres de buena voluntad” (2,14); la razón de esto es que Jesús es un salvador (2,11), y es una luz para todas las naciones (2,32). 

Juan Bautista clama: “Toda carne verá la salvación de Dios” (3,6); y el evangelio será proclamado a todas las naciones (24,47). 

Personajes no judíos se benefician de la salvación traída por Jesús: el buen samaritano, que bajaba de Jerusalén a Jericó (10,25-37); el leproso samaritano, agradecido por su sanación (17,11-19); el centurión romano que tiene fe en Jesús (7,9), o el centurión que reconoce la inocencia del crucificado (23,47). 

4. Un evangelio de oración

En el tercer evangelio se encuentra el verbo “orar” hasta diecinueve veces (1,10; 3,21; 5,16; 6,12.28; 9,18.28-29; 11,1.1.2; 18,1.10.11; 20,47; 22,40.41.44.46). 

Jesús es “un hombre de oración”. Ora en el momento de su bautismo (3,21); durante su ministerio (5,16); para la elección de los Doce (6,12); para la multiplicación de los panes (9,16); antes de la confesión mesiánica de Pedro (9,18); durante la transfiguración (9,28); durante la dolorosa agonía en Getsemaní (22,39-44); y finalmente durante las horas que estuvo pendiente de la cruz (23,34.46). 

5. Un evangelio de alabanza y de acción de gracias

En el evangelio de Lucas se respira constantemente un ambiente de alabanza, de acción de gracias, de bendición y de glorificación a Dios. En esta actitud aparecen Zacarías, María, los ángeles de Belén, los discípulos, el centurión al pie de la cruz (cf. 1,46.64.68; 2,13.20.28; 5,26; 7,16; 10,17; 13,13.17; 17,15; 18,43; 23,47; 24,41.53). 

6. Un evangelio de alegría y de paz

No podía ser de otra manera. La salvación traída por Jesús Mesías tiene como frutos la auténtica alegría y la paz perfecta, síntesis de los bienes prometidos para los tiempos mesiánicos. 

La alegría inunda a los padres de Juan Bautista (1,14.41-44.58). 

El ángel saluda a María con un grito de regocijo: “¡Alégrate!” (1,28). La Virgen entona un cántico de gozo (1,46-55). Belén es un himno de alegría celestial (2,10-13). 

Jesús exulta de gozo al impulso del Espíritu Santo (10,21). Los discípulos y las multitudes se llenan de alegría (3,17; 10,20). Zaqueo recibió a Jesús con gozo (19,6). Los apóstoles se regocijan al entrar a Jerusalén (19,37). La pequeña comunidad cristiana goza por la glorificación del Señor Jesús (24,52). 

Dios se regocija por la conversión de los pecadores (15,7.10.23- 24.32). 

A la alegría sigue la paz, la paz que Dios da, la paz que comunica Jesús (2,14-29; 7,50; 8,48; 18,32). La paz es el don de Jesús resucitado (24,36). 

7. Un evangelio de bondad y de misericordia

A través de todo el evangelio se vive en una atmósfera de delicadeza, de bondad, de compasión, de misericordia, de perdón, de disculpa, de amor. No es posible hacer referencia explícita a todas las circunstancias en que Lucas pone de relieve estas actitudes. Baste recordar la misericordia de Jesús hacia los pecadores (7,34); hacia la pecadora pública (7,36-50); hacia el publicano en el Templo (18,10-14); hacia Zaqueo (19,7); hacia Pedro (22,61); hacia sus verdugos (23,34); hacia el buen ladrón (23,39). 

8. Un evangelio, buena noticia para las mujeres

Es digno de señalar el lugar que Lucas concede a las mujeres a través de su evangelio. Además de hablar de María, la madre de Jesús, de Isabel y de Ana, alude a la viuda de Naín (7,11)), a la pecadora (7,36), a las piadosas mujeres (8,1; 23,49.55), a Marta y María (10,38), a la mujer que alaba a su madre (11,27), a la mujer encorvada (13,11-17), a las mujeres de Jerusalén (23,27); posiblemente a la mujer adúltera (Jn 8,1-11). 

9. Un evangelio para los pobres

María canta la pobreza y la humildad (1,52); los ángeles se aparecen a los pastores (2,8); José y María son pobres (2,24). Jesús es pobre (9,58) y predica a los pobres (6,21). Los apóstoles lo dejan todo y se hacen pobres (5,11; 14,33; 18,22; cf. 2,24; 4,18; 6,20; 16,15.20; 21,3). 

Lucas insiste más que los otros evangelistas en el renunciamiento: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame” (9,23). Este principio tendrá innumerables consecuencias. La renuncia será no sólo un desprendimiento de las riquezas y de los bienes materiales, sino ante todo una renuncia personal a sí mismo. El modelo en este campo es el mismo Jesús: “Las raposas tienen cuevas y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (9,58; cf. 9,61; 12,13-32.33; 14,26.33; 18,22.29). 


Salvador Carrillo Alday, M.Sp.S. (2009). El Evangelio según San Lucas. Navarra, España: Editorial Verbo Divino