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LIBRO:

Mateo 2,19-23 JESÚS DE NAZARET



ESTUDIO BÍBLICO
Mateo 2,19-23
JESÚS DE NAZARET

El episodio del regreso de Egipto presenta el mismo cuño literario que se encuentra en 1,18-25 y 2,13-15. Es un relato estilizado, sobrio y solemne, como los anteriores. El mismo ángel del Señor se comunica a José cuando duerme y la misma diligencia muestra José para obedecer el mandato celestial.

19 Y, habiendo muerto Herodes, he aquí que el ángel del Señor se aparece en sueños a José en Egipto,
20 diciendo: “¡Levántate, toma al niño y a su madre, y marcha a la tierra de Israel, pues han muerto los que buscaban la vida del niño!”.
21 Y él, habiéndose levantado, tomó al niño y a su madre y entró en la tierra de Israel.
Herodes murió hacia marzo-abril del año 4 a. C., el 750 de la fundación de Roma.

Los vv. 19-21 tienen semejanzas elocuentes con un relato del Éxodo a propósito de Moisés que ha servido a Mateo de molde para escribir su historia: “Yahveh dijo a Moisés en Madián: ‘¡Anda, vuelve a Egipto, pues han muerto todos los que buscaban tu vida!’. Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y, montándolos sobre su asno, volvió a la tierra de Egipto” (Éx 4,19-20).

Un detalle impresiona particularmente: ambos textos escriben en plural “pues han muerto los que buscaban tu vida”, siendo que en realidad el único adversario de Moisés era el faraón, como el único adversario de Jesús era Herodes. Parece claro que el autor del Evangelio de la Infancia de Jesús tiene ante su mente, al estar modelando su texto, la figura de Moisés y quiere presentar a Jesús como otro Moisés, un nuevo Salvador de Israel y un nuevo Legislador. Esta idea correrá a través de todo el primer evangelio:

– Como Moisés, Jesús ayunará cuarenta días y cuarenta noches en el desierto (Éx 34,28; Mt 4,2).

– Como Moisés, Jesús proclamará desde una montaña su Ley nueva (Mt 5,1.17-48).

– Como Moisés, Jesús dará pan en el desierto (Mt 14,13-21).

– Como Moisés, Jesús se verá envuelto en la gloria divina en la montaña de la transfiguración (Mt 17,1-8).

– Como Moisés, Jesús termina su misión sobre una montaña y da las últimas instrucciones a sus discípulos (Dt 34; Mt 28,16-20).

No es por demás constatar que la matanza de los inocentes de Belén suscitó en la mente del evangelista el recuerdo de la muerte de los niños hebreos en tiempos del nacimiento de Moisés. Flavio Josefo consignó en sus Antigüedades judaicas las tradiciones judías que circulaban en su tiempo acerca de la infancia de Moisés28. Hay que notar que, en la tradición de Josefo, la muerte de los niños hebreos no es ya para evitar que el pueblo se multiplique, como lo era en Éx 1,8-20, sino para eliminar al niño que tendría la misión de rebajar la supremacía de Egipto.

“La tierra de Israel”

“La tierra de Israel”, mencionada dos veces, es la Judea-Galilea de aquel tiempo. En Ezequiel, al tratar de los desterrados de Babilonia, se encuentra también la expresión “entrar en la tierra de Israel” (20,38). El título “tierra de Israel” sólo se encuentra en este sitio del Nuevo Testamento y tiene un sentido teológico: es la Tierra Prometida de tiempos del éxodo de Egipto y del destierro de Babilonia. Es, pues, del todo natural traer a la mente esas perspectivas cuando Jesús, el Salvador de su pueblo, viene de regreso –también él– a la tierra de promisión para crear el definitivo pueblo de Dios.

22 Pero habiendo oído que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allí y, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea
23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret para que se cumpliese el oráculo de los profetas: “Será llamado Nazoreo”.

Judea

Las hostilidades y los peligros para la vida del niño no acabaron con la muerte de Herodes. Arquelao gobernó durante diez años sobre Judea, pero al fin, odiado por su pueblo y mal visto por Augusto, fue desterrado a Viena de las Galias.

Galilea

A la muerte de Herodes, Galilea y Perea fueron dadas a Herodes Antipas (año 4 a. C. al 37 d. C.). Galilea estaba poblada por judíos y paganos. Sus límites comprendían hasta Tiro, Sidón, el Líbano y Damasco. Era un país cantado por los profetas Isaías y Zacarías (Is 8,23–9,1; Zac 9,1-8), y en tiempos de Jesús estaba considerada como una tierra mesiánica, a donde acudirían los repatriados en torno al Precursor (Elías).

Galilea fue el teatro más importante del ministerio público de Jesús: allí fue seguido por las multitudes (Mt 4,15-16), allí fue reconocido como Mesías (Mt 16,13-20) y, finalmente, en una montaña de la región se despidió de sus discípulos después de entregarles su testamento (Mt 28,18-20).

Nazaret

Pequeñito poblado en tiempos de Jesús y desconocido del Antiguo Testamento, posiblemente fue fundado en la época helenística. Nazaret fue elegido por José como estancia permanente. Allí pasó Jesús su niñez, su juventud y su primera edad madura. Se le conocía, de hecho, como Jesús de Nazaret.

Para el evangelista, el hecho de que Jesús hubiera vivido en Nazaret y hubiera sido reconocido como nazareno entraba en el plan de Dios; por eso, escribe: “Para que se cumpliese el oráculo de los profetas: ‘Será llamado Nazoreo’” (sinónimo de nazareno).

En ninguna parte de las Escrituras se encuentra explícitamente este anuncio. ¿A qué pasaje o pasajes se referirá el evangelista? Se han propuesto varias hipótesis.

1. Mateo alude a Sansón, que será “un nazir”, esto es, “un consagrado a Dios desde el vientre de su madre” (Jue 13,5-7); será “un santo de Dios” (Jue 16,17). Y Jesús fue el Consagrado, el Santo de Dios (Mc 1,24; Jn 6,69).

2. Mateo piensa en este texto mesiánico de Isaías: “Un retoño (nézer) saldrá del tronco de Jesé” (11,1; cf. 60,21). En la época de Jesús se explotaban mesiánicamente los conceptos de “retoño”, “plantación” y similares. Así lo atestiguan los textos de Qumrán. Mateo pudo encontrar en su medio los elementos de esta explicación teológica del epíteto “Nazoreo, Nazareno” dado a Jesús.

3. Mateo se refiere al oráculo de Isaías que hace del Siervo de Yahveh y del Resto “un guardado, un protegido” (nazúr) de Dios: “Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te guardé, y te he destinado a ser Alianza del pueblo y luz de las naciones” (Is 42,6; cf. 49,6).

En este caso, Mateo termina su Evangelio de la Infancia presentando a Jesús discretamente, pero ya desde ahora como “el Siervo de Yahveh”, al cual aplicará más tarde abiertamente los oráculos isaianos (Mt 12,15-21).

Por nuestra parte, creemos que Mateo ha hecho una síntesis personal sirviéndose de varios elementos.

a) Sabe que Jesús vivió y creció en Nazaret y que se le llamó “nazoreo” o “nazareno”.

b) Sabe que Jesús fue el verdadero “consagrado a Dios”, el auténtico “retoño de Jesé” y el real “siervo de Yahveh”.

Pues bien, partiendo de esos elementos, el evangelista forjó su propio texto, un texto nuevo, y, poniéndolo bajo la autoridad de “los profetas” (Jue 13,5-7; Is 11,1; 42,6; 52,13-53,12), escribe: “Para que se cumpliese el oráculo de los profetas: “Será llamado Nazoreo’” . Es de saber que el título “profetas” abarca en la Biblia hebrea la colección de libros sagrados desde Josué hasta Malaquías.

Conclusión

Así es el Evangelio de la Infancia de Jesús según el evangelista Mateo: un escrito muy rico en contenido teológico, una síntesis anticipada de los elementos esenciales de la cristología de Mateo. El evangelista, consciente de la grandeza de su mensaje, no ha temido servirse de géneros literarios adecuados (genealogía y estilo midráshico) para transmitir la hondura de su pensamiento.

Para él, Jesús de Nazaret, que es llamado Jesús Cristo, es el auténtico descendiente de Abrahán (Mt 1,17); el Mesías davídico nacido de una Virgen (Mt 1,23 = Is 7,14); la estrella mesiánica (Mt 2,1 = Nm 24,17); el Hijo de Dios, el verdadero Israel, el nuevo Moisés Salvador y Legislador de su pueblo (Mt 2,15 = Os 11,1); el Consagrado plenamente a Dios, el Retoño anunciado por Isaías y el Siervo de Yahveh (Mt 1,23 = Jue 13,5-7; Is 11,1; 42,6; 49,6).

Se trata de una grandiosa síntesis teológica, que Mateo irá analizando a lo largo de todo su evangelio.

El evangelio nos comunica datos importantes acerca de la infancia de Jesús, que el cristiano de hoy debe tener en cuenta para ir conociendo mejor quién es Jesús.

1. Jesús es por excelencia el hijo y el descendiente del patriarca Abrahán y del rey David; por lo tanto, Jesús es el heredero de las bendiciones de Dios a Abrahán y es el sujeto de las promesas mesiánicas hechas por Dios a David (Mt 1,1-17).

2. En Jesús se realiza, por una parte, la promesa mesiánica, anunciada por el profeta Isaías 7,14, pero, por otra, esa promesa es superada, pues explícitamente el evangelista afirma que la concepción del Mesías en María fue una concepción virginal, obra directa del Espíritu Santo, y el niño que nacerá no será llamado “Immanu-El” (“Con nosotros está Dios”), sino “Jesús”, que quiere decir “Dios salva”. Dios salvará a través de Jesús. Él será el Salvador. (Mt 1,18-25).

3. Jesús, descendiente de David, nacido en el mismo pueblo de Belén, no vino únicamente a favor del pueblo judío, sino en beneficio de todas las naciones. Por eso los Magos, orientados por las señales delcielo, buscan a Jesús y le rinden honores regios. El relato de Mt 2,1-12hace ya presentir que el pueblo de Israel no se interesa por su Mesías yque la autoridad intenta ya darle muerte.

4. El primer evangelio insinúa, en los relatos de Jesús en Egipto y dela muerte de los niños inocentes, que Jesús es un nuevo Moisés, libera-do de una muerte amenazadora, que será Libertador y Conductor de supueblo, recibirá de Dios una Ley nueva que no destruirá la antigua, sinoque ésta será llevada a su plenitud (Mt 2,13-17).

5. Jesús, nacido en Belén, vivirá toda su vida en Nazaret de Galilea.En Galilea comenzará y desplegará su misión mesiánica y la proclama-ción de la venida del Reino de Dios, por lo cual será llamado “Jesús deNazaret” (Mt 2,19-23).

Oración

Te saludamos, Jesús,
el hijo por excelencia de Abrahán
y el heredero de las promesas de Dios a David.

Padre, gracias por enviarnos a tu Hijo y hacerlo hombre,
por la virtud del Espíritu Santo,
en el seno de María.

Creemos, Jesús, que tú eres el Mesías.
José, agradecemos tu obediencia, tu amor y tu respeto a la voluntad divina.

Gracias, Jesús, por tu manifestación a los gentiles.
Gracias por ser “Jesús = Salvador” para toda la humanidad.

Sabemos que, como un nuevo Moisés,
vas a comunicarnos la Ley de Dios, tu Padre.
La aceptamos desde ahora con un corazón abierto.

Jesús de Nazaret:
Queremos escuchar tus enseñanzas,
ir en pos de ti y seguir tus huellas hasta el final.