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LIBRO:

Mt. 10,40-42. RECOMPENSAS A LOS DISCÍPULOS



RECOMPENSAS A LOS DISCÍPULOS (10,40-42)

40 Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.

Se trata de un texto importante para la misión. No es cuestión de simple hospitalidad, sino de aceptar en el enviado-apóstol a Aquel que lo envió. Hay una cadena de tres eslabones: recibir a un apóstol es recibir a Jesús, y recibir a Jesús es recibir al Padre, cuyo Enviado-Apóstol es el mismo Jesús. La dignidad de los ministros cristianos es ciertamente grande, pues tiene su fuente en Dios.

41 Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá; y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.

En la comunidad de Mateo debía haber también “profetas” (7,15-16; 23,34). Por “justo” se entiende un maestro, alguien que ha sufrido por la fe o un simple cristiano.

42 Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.

“Estos pequeños”. Puede entenderse de los discípulos-apóstoles o de los “pobres y humildes” de la comunidad de Mateo. En el texto de los vv. 40-42 se percibe cierta estructura de la comunidad-iglesia del evangelista Mateo.